Vivir en una ciudad como esta -México D.F.-, de vez en cuando supone olvidar que compartimos el mismo cielo con más de veinte millones de personas. Afortunadamente, el cielo ha demostrado ser lo suficientemente grande como para ofrecernos un pedacito de azul a cada uno.
En ese sentido, las azoteas se convierten en puntos de encuentro entre el lugar donde vivimos y el infinito que nos circunda. Ese mismo infinito que se encuentra en cada rincón observado desde las alturas, o simplemente alzando la mirada desde la acera.
Israel López Balan Azoteas
Foto: Marco Antonio Cruz
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