Prólogo   Carmen Millán  Enrique Villanueva    
    Israel López   Susana Dorantes   Epílogo 
Carmen Millán Lara
"A veces, cuando quiero escribir haiku, tengo el presentimiento de que hay alguien dentro mí que me pide guardar silencio. En ese momento todo se aquieta y lo único que resta es abrir los ojos."




hoy la basura
en la esquina
son mis sillones viejos




cuarto de azotea
el eco de los perros
en los traspatios




nubes de lluvia
un pájaro a lo lejos
de poste en poste




fiesta del pueblo
el abuelo en su cuarto
vuelve a toser




perro dormido
su pelo se mueve
junto a la hierba




un ciego cantor
frente a sus gafas
la gran ciudad




convoy desierto
el aire de su arribo
contra mi cara




los viejos muros
de la casa vacía
todos con clavos




atropellado
en medio de la calle
otros perros ladran




bajo un farol
está la lluvia sola
noche de otoño




un anciano
a la sombra sentado
tose y tose




hojas caídas
en lo alto quedan
varias cometas




los extranjeros
hablando entre ellos
ríen entre ellos




noche sin luna
sólo el vestido blanco
de la mulata




va y regresa
del coche amarillo
la mariposa




ruido de avión
también luna llena
en la ventana




tras el balón
corren todos azules
y amarillos




de madrugada
semáforos en línea
marcan en vano




allí parado
en medio de la niebla
es casi un coche




llenado el cubo
la luna llena
sobre el agua




tras el chubasco
siguen amontonados
bajo un techito




recuerdos de mi infancia
en la azotea se mece
la ropa seca




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