Haiku nº 5. Autor: Wakaran
La muerte para el poeta no es una idea abstracta, ni tampoco un miedo concreto; es una presencia. Una presencia que, como todas las presencias, tiene sus efectos. Uno de ellos es el dejar de sudar del agonizante. En este caso, una ausencia (el sudor) revela una presencia (la muerte). Es un haiku cuyo objeto poético es el sudor que ya no está. Y pese a ese motivo poco elegante, casi feísta, el haiku finalmente resulta de un grave patetismo: su madre ha muerto. Podría haberlo certificado poéticamente de innumerables modos, pues innumerables son los signos de la vida. Pero ha elegido el que más dice de las últimas horas de sufrimiento de su madre, empapadas de fiebre delirante. "Cesó de sudar" es tanto como decir "cesó de sufrir", es decir, "cesó de vivir".
Vicente Haya
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